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La venus criolla, 1934

Centurión, Emilio

Óleo sobre tela, 183 x 130 cm

Biografía:

Centurion, Emilio (1894-1970)
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La venus criolla, 1934
Óleo sobre tela, 183 x 130 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires

Emilio Centurión fue una de las figuras más destacadas de nuestras artes plásticas.
Definio muy tempranamente su vocación, y a los 16 años comenzó su aprendizaje con el profesor italiano Gino Moretti. En 1913 ingreso en el Taller Libre que funcionaba en las salas de la Comisión Nacional de Bellas Artes.
En ese taller de Maipú y Arenales —y salvo el mes de septiembre en que se hacia ahí el Salón Nacional— Centurión trabajaba en compañía de otros jóvenes como Walter de Navazio, Mario Canale, Ramon Silva, Thibon de Libian, etc. La primera guerra mundial no le permitió hacer el consabido viaje a Europa tal como era costumbre en nuestros pintores desde mediados del siglo pasado.
En 1916 viajó a Brasil y en 1918 al Norte Argentino. En 1928 hizo finalmente su viaje europeo.
Ya era entonces un pintor consagrado. En 1920 Misia Mariquita, la deliciosa imagen de un alumna suya, había obtenido el Primer Premio en el X Salón de Primavera; en 1925 obtuvo el Primer Premio en el Salón de Acuarelistas; en 1934 el Premio Municipal en el Salón de Primavera, y en 1935 la consagración definitiva con La venus criolla en el XXV Salón Nacional. Vamos a detenernos en su imagen.
Con la obtención de este Gran Premio de Honor, este desnudo realista, desenfadado, franco, audaz, étnicamente americano, clausuró medio siglo de controversias sobre el tema.
No podemos dejar de comparar esta imagen con Le lever de la bonne que Eduardo Sívori pintó en 1887 para el Salón de Paris y que cuando llego a Buenos Aires solo pudo ser exhibido selectivamente, por invitación, en los salones de la Asociación Estimulo de Bellas Artes. Se temían las consecuencias de la exhibición pública de un desnudo que no estaba disfrazado con ropajes literarios o mitológicos. Le lever de la bonne permaneció dentro de las paredes protectoras de ese ámbito, hasta que paso a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
Centurión, a la manera de un Greco moderno, interpuso detrás de la figura el recurso de un patio que sirvió para aislarla, destacar su volumen y su singularidad étnica.
El estilo de Centurión evoluciono hacia el final de su carrera hacia concepciones acordes con las novísimas tendencias de nuestro siglo.

Ana María Telesca