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La mazamorra, 1927

Fader, Fernando

Óleo sobre tela, 100 x 120 cm

Biografía:

Fader, Fernando (1882-1935)
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La mazamorra, 1927
Óleo sobre tela, 100 x 120 cm
Colección Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires

Fader pintó este cuadro en 1927. Así lo describió en una carta a su galerista Federico Müller: "una mujer y un hombre en tierra rastreada a la sombra de un algarrobo; en primer término el fogoncito con la olla de la mazamorra, despidiendo un leve humo que apenas envuelve las figuras sentadas; el hombre con un plato en la mano; en el plato se quiebra un rayo de sol que domina todo; contraluz y afuera hay dos caballos cansados; en el fondo las lomas de mi casa".
Fue la última vez que Fader acompañó la exposición de sus obras. Su salud estaba ya definitivamente dañada. Recordemos sus circunstancias.
Fernando Fader, hijo del ingeniero alemán Carlos Fader y la francesa Celia Bonneval, nació en 1882 en Burdeos. La familia se instaló primero en Buenos Aires y luego en Mendoza. A los seis años fue enviado a Europa a realizar sus estudios primarios y secundarios.
Regresó al país y en el 1900 fue a Munich decidido a seguir su vocación artística, sobre la que no le cabían dudas. Así fue como se convirtió en alumno del pintor animalista Heinrich von Zügel. A fines de 1904 volvió a Mendoza y comenzó a exponer en esa provincia y en Buenos Aires.
Dio clases de pintura en esta ciudad, participó de las exposiciones del grupo Nexus, y pen¬só mucho sobre los alcances de un posible arte nacional. Pero su padre había muerto y nuestro artista comenzó a participar activamente de la conducción de las empresas familiares; concretamente se ocupó de la construcción de una usina hidroeléctrica en Cacheuta, que terminó destruida por un aluvión del río Mendoza en 1913. Fader y sus familiares perdieron todos sus bienes, y luego de esta devastadora experiencia volvió a Buenos Aires y a la pintura.
En el Salón Nacional de 1914 obtiene y comparte el Premio Adquisición con Los mantones de Manila, pero rehúsa el premio por no respetarse el precio fijado por él al ingresar la tela al Salón.
Hacia 1915, a raíz de una simple operación quirúrgica se le descubre un tumor baciloso incurable, y por consejo médico se radica en Córdoba hasta su muerte en 1935.
La mazamorra pertenece a esta última etapa: están presentes los ricos empastes que caracterizaron su obra, las figuras y el paisaje heridos por la luz y la atmósfera, y un sentimiento panteísta que crea extraños climas.

Ana María Telesca

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