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Iconostasis, 1981-82

Acrílico sobre tela, 176 x 135 cm

Biografía:

Alfredo Hlito (1923-1993)
Premio Konex 1992: Pintura: Quinquenio 1982 - 1986
Premio Konex 1982: Pintura no Figurativa

Nació en 04/05/1923. Ingresó en 1938 en la ENBA y en 1943 abrió su primer taller. Cofundador de la Asociación Arte Concreto-Invención. Fue protagonista, a comienzos de los ‘40, de un movimiento de ruptura con el arte tradicional que rechazaba el figurativismo y exaltaba la abstracción y la geometría. Junto a Raúl Lozza (PK), Enio Iommi (PK), Lidy Prati, Manuel Espinosa (PK), Claudio Girola y Tomás Maldonado (PK) firmó el Manifiesto Invencionista: Ni buscar ni Encontrar: Inventar. Su obra transitó por diversas etapas acercándose a estilos como el neoplasticismo y el puntillismo. Pionero de la abstracción local con reconocimiento internacional. Expuso en las Bienales de Venecia y San Pablo. En 2002 fue homenajeado con una exhibición antológica en Madrid. Tuvo su retrospectiva en el MNBA. Incursionó en el campo del diseño gráfico trabajando para la editorial Nueva Visión. Algunas de sus obras son: Líneas tangentes, Simetría, Efigie y Espectro. Su obra Iconostasis (1981-2) formó parte de la II Muestra Konex 100 Obras Maestras - 100 Pintores Argentinos (exposición antológica de la pintura argentina) en el MNBA (1994). Falleció el 28/03/1993.

 


Comentarios:

Iconostasis, 1981-82
Acrílico sobre tela, 176 x 135 cm
Colección M. Lawrence, Buenos Aires

Iconostasis, nombre de la obra de Alfredo Hlito que se expone, significa literalmente: biombo con puertas que está situado delante del altar y se cierra para ocultar al sacerdote durante la consagración en las iglesias griegas. La obra de Hlito está relacionada con la idea de la iniciación y lo enigmático.
Desde el punto de vista formal esta obra revela de alguna manera la influencia de Torres García, por la división bastante regular del plano en nichos dentro de los cuales se colocan formas que tienen similitudes, se relacionan con la geometría y organizan ritmos ortogonales. Muy controlada por el artista la composición y la gama tonal, deja una cierta libertad a estos elementos que se presentan como crípticos y misteriosos. La frontalidad de la obra y la figura central, arriba, semejante a la imagen de un altar, refuerzan esa sensación.
La pintura de Hlito, con la cual mantuvo siempre un diálogo operativo y reflexivo, no se entrega fácilmente.
Desde sus comienzos en 1945, como cofundador de la Asociación Arte Concreto Invención junto a Tomás Maldonado y otros, escribía sobre los interrogantes que la pintura le planteaba, como el referente al uso del marco recortado que él abandonó por considerarlo insatisfactorio9i.
Como artista concreto trabajó con líneas, colores y formas en estado puro, mas siempre tratando de captar una realidad más profunda. Por eso, tal vez, valorizó tanto el vacío, extremó la economía de medios, concentró la actividad en elementos mínimos.
En la serie de los Espectros que empezó a fines de los 50, su devoción por Cézanne se evidencia en los colores diluidos hasta la transparencia, liberados de la línea, con una luminosidad que hace vibrar el espacio. Esos colores están aplicados con pinceladas regulares, romboidales, según la técnica puntillista.
En las series siguientes pierde en lirismo, lo que gana en monumentalidad. Las Efigies "entidades que poseen una realidad supuesta y que se destacan sobre un fondo o luchan con él" según sus palabras y los Simulacros, "paisajes en los que todo el cuadro aspira a una imagen indivisa", muestran el compromiso total de Hlito con la pintura. A través de esas figuras recortadas sobre el fondo, de la sabia modulación del color o, como en las Iconostasis, con el espacio acotado por una cuadrícula, Alfredo Hlito nos muestra que respetar a la vida es saber detenerse unos pasos antes del Enigma.

Nelly Perazzo