Español

Descendimiento, 1937

Badi, Aquiles

Oleo sobre tela, 120 x 155 cm

Biografía:

Badi, Aquiles (1894-1976)
---
Descendimiento, 1937
Oleo sobre tela, 120 x 155 cm
Colección Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Buenos Aires

Aquiles Badi nació en Buenos Aires en 1894. Muy tempranamente, sus padres lo llevaron a Milán en cuyo Real Colegio Tommaseo obtuvo la Licenciatura Técnica. En 1909 comenzó a cursar estudios plásticos en la Academia Nacional de Bellas Artes.
Volvió a Europa y residió algún tiempo en Paris.
Horacio Butler dejó recuerdos de esta etapa en su libro autobiográfico La pintura y mi tiempo.
Sus envíos al Salón Nacional de 1927, donde obtuvo un Segundo Premio con su Naturaleza muerta evidenciaron la influencia decisiva que ejerció sobre él el legado cezanniano, interpretado por el post-cubismo.
Nuevamente en Buenos Aires, dirigió con su amigo Horacio Butler un Atelier Libre de Arte Contemporáneo entre 1930 y 1936.
Este Descendimiento está pintado precisamente en ese momento de su vida.
Badi, que no reconoce maestros, acepta la lección cezanniana unida a la pintura metafísica y al cubismo.
Se hace evidente un propósito de síntesis. Las zonas cromáticas determinan también el volumen, en cuya corporeidad simplificada comienza a subsumir el detalle.
Este artista, al contrario que sus compañeros de generación, no rehuyó la pintura de tema. En este caso recreo un tema religioso.
Badi no improvisó nunca sus imágenes. El suyo fue un arte de estudio e investigación obsesiva. Trabajaba a partir de bocetos que se sucedían y lo acompañaban en la elaboración de sus ideas, de las cuales surgía la obra definitiva, despojada de toda contingencia.
Desde comienzos de las década del 30 su pintura fue dejando de lado la veta imitativa para entrar en una pintura de tipo metafísico de estructura muy sólida y de un finísimo colorido.
Hizo también temas más ligeros con escenas típicas de plazas y rincones de Milán y Venecia, escenas teatrales, escenas circenses, de cafetines y de music-hall, y también composiciones como Nocturno español y Rehenes en las que ahondo con la poesía que le era propia el tema de los desastres de la guerra.
En 1936 obtuvo el Primer Premio de Pintura del Salón Nacional y en 1957 el Premio Palanza.

Ana María Telesca